La recuperación y reciclaje del papel y cartón usados prolonga la vida útil de las fibras de celulosa, evitando que acaben en los vertederos.
Y el papel que no entra en el circuito de reciclaje (por estar contaminado y no ser apto como materia prima) puede ser empleado como combustible, al igual que la biomasa residual del proceso de fabricación. Así se cierra y equilibra todo un ciclo de aprovechamiento de recursos: el ciclo sostenible del papel, que parte de una fuente renovable y natural de materia prima.
La industria papelera española garantiza el reciclaje de la totalidad del papel y cartón que se recupera. Y ya se recupera para su reciclaje el 74,4% del papel y cartón que se consume. La tasa de utilización se sitúa en el 80,6% y la de reciclaje en el 73,9%. Estas cifras nos sitúa en el “club del 70%”, formado por los países que más reciclan en todo el mundo: Irlanda (90%), Noruega (85%) Suiza (83%), Reino Unido y Holanda (78%), Alemania (77%), Japón (73%), Suecia (72%) y Austria (70%).
En total, 4,6 millones de toneladas anuales de papel y cartón usado, que suponen un ahorro de volumen en vertedero equivalente a más de 45 grandes estadios de fútbol como el Bernabéu o el Camp Nou llenos hasta arriba y evitan la emisión en vertedero de 4,1 millones de toneladas de CO2 (más del 1% de las emisiones totales que produce el país).
La colaboración ciudadana en la recuperación y el reciclaje es fundamental. Separar el papel usado y depositarlo en los contenedores azules es la mayor contribución al consumo responsable de papel que puede hacer el ciudadano. De los 133 kilos de papel que utilizamos anualmente por habitante, 99 kilos se recuperan y se envían a las fábricas papeleras donde se reciclan.
Una buena dotación de contenedores para el papel y cartón de los hogares, adecuadamente distribuida y ubicada, con una frecuencia de recogida adaptada a las necesidades del usuario, es el pilar fundamental de la recogida selectiva municipal de papel y cartón que en las entidades locales con más de 100.000 habitantes ya se sitúa en 29 Kg. por habitante, según el Informe Grandes Ciudades, elaborado por RECIPAP.
Si a esto añadimos los sistemas de recogida específicos para otros generadores de papel y cartón usado (pequeño comercio, oficinas, colegios, hostelería, mercados, polígonos industriales, universidades, playas…), evitando que colapsen los contenedores destinados al papel y cartón doméstico, entendemos el porqué de este éxito. Sin olvidar las campañas de concienciación y la periódica información sobre los resultados, porque nada motiva más al ciudadano que saber que su esfuerzo produce resultados positivos.